Los cascos albergan las 3ras falanges, extremidades (final) de los 4 dedos sobre las cuales reposa el caballo.
El casco se observa dentro de su forma de cono truncado: por el ángulo de la pared con la vertical; por la altura de los talones y el ángulo de la cara posterior (talón) del casco con la vertical; por la superficie total de la suela (en contacto con el suelo) y la superficie de la parte superior del cono (zona de la 2da falange); y finalmente por el ángulo entre las paredes laterales y la vertical (ellas son generalmente ensanchadas).
La pared delantera hace generalmente un ángulo más pequeño con la vertical que la cara trasera (del talón). La superficie en contacto con el suelo debe ser más grande que la superficie de la parte alta del casco al nivel de la corona.
La forma del casco se observa con un caballo herrado normalmente, en la mitad del camino entre dos herrajes. La circunferencia de la corona y del nudo se miden con una cinta métrica (metro de costura); o con el pie descalzo “pie de rey” para medir el diámetro, aplicando el coeficiente 3,14 para obtener la circunferencia.
Un libro entero debería ser escrito sobre este solo tema!
Nosotros hemos elegido simplificarlo al extremo anotando únicamente el “tamaño” del casco, que es una característica heredable.
Será catalogado como “pequeño” si la circunferencia de la corona es inferior a 1.15 veces a aquella del nudo, ligeramente pequeño entre 1.15 y 1.25, ligeramente grande entre 1.25 y 1.35, y grande si la circunferencia de la corana sobrepasa 1.35 veces la del nudo.
Un pie o casco puede ser “cilíndrico” si el cono tiene una forma de cilindro….
Se llamara “topino” si la pared anterior se acerca a la vertical y “encastillado” si adicionalmente los talones están muy cerrados (cerca el uno del otro).
Se llamará “pando o bajo de talones” si los talones están cerca al suelo, “huidizo, desparramado” entre más la pared anterior se incline hacia la horizontal y “grande” si las paredes laterales están ensanchadas.
La capsula (caja) cornea juega un papel amortiguador de las tensiones, pero en si es muy poco deformable.
La forma ideal del pie debe estar determinada en función del uso.
Los “pies grandes” de casco más bien grande eran recomendables en caballos livianos de enganche que debían mantener su equilibrio sobre los caminos empedrados, como los buques transatlánticos sobre las olas. Pero ellos son molestos en los caballos de deporte, puesto que al ser poco deformables, imponen durante los movimientos extremos (virajes, caídas del salto) tensiones importantes a los ligamentos que unen los huesos del pie. Es entre otras razones para favorecer la deformación del casco (pie) y aliviar estas tensiones en los virajes (curvas, giros) que hacemos correr algunos trotones descalzos (sin herraduras).
Los herrajes de los caballos de deporte buscan a menudo obtener o preservar el efecto de “rodamiento o deslizamiento” del pie lo que permite aliviar los ligamentos y tendones que abriga.
En el otro extremo, los cascos demasiado pequeños tienen un papel amortiguador limitado y pueden acelerar o agravar los problemas locomotores.
La verdad de nuevo la encontramos en el punto medio: el pie (casco) debe ser suficientemente grande y la capsula cornea flexible para asegurar el confort y la función amortiguadora, pero suficientemente pequeño para no acentuar las tensiones sufridas especialmente durante los giros.
Este capítulo es una vez más la oportunidad para subrayar el papel esencial del herrado en el deporte y una adaptación de la forma del pie y del tipo de herraje según el uso.
No se hacen tenis con zapatos de ski, y viceversa!