aplomos posteriores

 

Observación

 

Los aplomos de los miembros posteriores se aprecian de perfil y por detrás (de espaldas), en estación (parados) y en movimiento.

 

De espaldas, el caballo es puesto en equilibrio, los dos cascos a la misma altura, si es posible con las cañas verticales. Trazamos una línea vertical virtual pasando por el centro de los talones y observamos la posición en relación a esta línea, del centro del nudo, de la punta del corvejón, y del eje de la pierna (es decir, alineación entre la cuartilla, la caña y la pierna). Este examen se hace en estación y en movimiento, con vista de atrás, en línea recta al paso y al trote. El examen puede igualmente realizarse al galope montado.

De perfil, el examen se hace en estación (animal parado), las cañas sobre la vertical. Observamos la alineación entre el eje mediano de la caña y la punta de la grupa, así como el ángulo formado entre el eje de la caña (es decir la vertical si está en el buen sitio) y el eje de la pierna. Esta última observación permite medir la abertura del corvejón. Es interesante observar el funcionamiento del miembro posterior de perfil en los tres aires.

 

 

Caracterización

 

De espaldas, como para los anteriores, el caballo será catalogado como “izquierdo de atrás” si el eje del nudo está al interior del eje del casco y “estevado de atrás” si está al exterior. El corvejón será varus si está al interior del eje vertical del nudo y valgus si está al exterior.

 

De perfil, diremos que el corvejón está “alejado” si la línea de la caña vertical pasa por detrás de la punta de la nalga y “en su lugar” si es tangente o pasa por delante de la punta de la nalga.

El corvejón será catalogado o juzgado como “acodado” si el ángulo entre la caña vertical y el eje de la pierna es inferior a 140° y cada vez más “recto” a medida que se aproxime a los 170°.

 

 

Significado

 

El miembro posterior esta igualmente sometido a esfuerzos y presiones importantes. El caballo es, en principio, más que nada un animal de “propulsión”. El miembro posterior está sometido a presiones durante el empuje de cada batida en los tres aires y principalmente en el momento de la impulsión en el despegue del salto (inicio).

La rectitud de los aplomos posteriores permite una mejor repartición de las tensiones y fuerzas entre todas las articulaciones.

De perfil, la forma del corvejón tiene relación con su modo de funcionamiento. El empuje hacia arriba (ascensional), útil en los tres aires y durante el despegue del salto, es tanto más fuerte en la medida en que el corvejón esté metido debajo del cuerpo del caballo en el momento del apoyo máximo. Si este apoyo y por consiguiente el esfuerzo, se realiza mientras que el corvejón pasa por detrás de la nalga, el dorso se hunde y el empuje se hace horizontal por lo tanto ineficaz incluso contra producente.

El ancho del corvejón en su base y la solidez de su unión con la pierna son pruebas de solidez y de eficacia en su papel amortiguador durante las tensiones sufridas por el miembro posterior. Un corvejón “acodado” deberá estar acompañado de una reunión natural irreprochable para no convertirse en un obstáculo en el trabajo. Un corvejón ligeramente recto favorecerá naturalmente la reunión y el empuje (propulsión) vertical. Sin embargo, por el hecho de que va a soportar más tensiones y jugará un menor papel de amortiguador durante el empuje, va a aumentar el riesgo de patologías de la parte distal del miembro (extremidad). Por esta razón es importante apreciar el aplomo posterior en términos de eficacia y así observar el funcionamiento del miembro en los tres aires.

 

Discusión

 

Como para el miembro anterior, la medicina y el herrado pueden contribuir a rectificar ciertos defectos de aplomos en el potro recién nacido, pero igualmente a todo lo largo de su vida. Todavía más que para el miembro anterior, el trabajo del jinete va a ser esencial para permitirle al caballo utilizar de la mejor forma sus miembros posteriores con los aplomos y la conformación que la naturaleza le haya dado.

 

Si es indiscutible que la rectitud que vimos del dorso es un triunfo en todos los casos, en términos de eficacia, una preferencia por el perfil puede dársele a los corvejones ligeramente rectos, a condición que las tensiones suplementarias a las cuales será sometido no sean agravadas por un dorso corto y rígido. Las interacciones son numerosas y, aquí una vez más, el dialogo entre el criador y el jinete es esencial para definir lo más deseable caso por caso.