El hombro

 

Observatión

El hombro está formado por el encadenamiento del omóplato (escápula) y del brazo (húmero) que se unen en “la punta del hombro (encuentro)”: la articulación escapulo-humeral.
El tercer punto de referencia del triángulo que forma la espalda es el codo que corresponde a la extremidad del cúbito (Olécranon).
La inclinación del hombro (inclinación de la paleta o escápula) se mide por el ángulo formado con la vertical por el eje del omoplato, es decir, la línea que va desde la parte más alta de la cruz hasta la punta del hombro (encuentro). Esta inclinación se observa con un caballo apoyado en sus cuatro miembros, sobre un terreno plano y con las cañas anteriores sobre la vertical.

El tamaño de la espalda se evalúa o estima, en la misma posición, midiendo la superficie del triángulo teniendo como vértice superior la punta anterior del omoplato que se adivina, buscando por debajo y hacia adelante de la cruz, la punta del hombro y la punta del codo y comparándola a la superficie de la silueta total. La superficie de la silueta total es la superficie del cuadrilátero que sirvió para evaluar la geometría (capítulo 1). Este es igual a la longitud que tiene de la punta del hombro (encuentro) hasta la punta de la nalga multiplicada por la altura (promedio entre la alzada en la cruz y la altura en la parte alta de la grupa).

 

Caracterización

La espalda será juzgada “oblicua” si el ángulo entre el eje del omoplato y la vertical es igual o superior a 40°, “ligeramente oblicua” entre 35 y 40°, “ligeramente vertical” entre 30 y 35° y “vertical” si el ángulo es inferior a 30°.
Esta medida puede medirse con un compás de carpintería y localizando los dos ejes, o así mismo utilizando cintas adhesivas y un transportador!

Con un metro plegable, uno puede medir los tres lados del triángulo que forman la espalda y transportar su superficie a la del cuadrilátero que forma la silueta.
Esta evaluación puede hacerse visualmente, pero igualmente calculando de forma precisa la relación entre las dos superficies.

Una relación de más de 4.6% entre estas superficies caracterizará una espalda “grande” y será “ligeramente grande” entre 4.2 y 4.6%, “ligeramente pequeña” entre 3.8 y 4.2% y “pequeña” por debajo de 3.8%. Por ejemplo, para un caballo que mida 1m70 a la cruz y 1m68 en la parte alta de la grupa y cuya longitud (punta del hombro a la punta de la nalga) sea de 1m75, la espalda será grande por encima de 1419 cm2 y pequeña por debajo de 1183 cm2.
 

 

Significado

 

Consideramos generalmente que una espalda inclinada predispone mejor a la aptitud natural para saltar que una espalda derecha. Aún si esta regla admite sus excepciones (Deister, Razzia du Poncel…..), puede tenerse en cuenta. La inclinación de la espalda facilitará el movimiento hacia adelante de la articulación escapulo-humeral durante el salto.

 

El ángulo formado en esta articulación por el omoplato y el brazo está generalmente entre un rango de 90 y 100°. Entre más elevado, y más este ángulo este abierto, más vertical estará el brazo. Cerrándose durante el salto, esta articulación juega un papel importante para el paso de los miembros anteriores.

Entre más largos sean estos huesos, más la palanca de brazo será eficaz y poderosa (con un tono muscular igual). Contrariamente al hombre, el caballo no tiene clavículas que unan los omoplatos a la caja torácica y los miembros anteriores están pegados (unidos) al cuerpo únicamente por músculos.
Podemos pensar que el tamaño de la espalda es un testimonio de la solidez de esta unión, que es particularmente importante en el momento del pique o despegue del salto.

Podemos por lo tanto pensar que una espalda grande, inclinada y con un ángulo de adelante más bien abierto es una cualidad.
El límite de este razonamiento es que, más vayamos en este sentido, más le ponemos peso a los miembros anteriores, y más aumentamos el riesgo de problemas de equilibrio.

 

 

Discusión

Debemos aun hablar de interacción: una espalda desarrollada es una calidad para un saltador hasta cierto punto.
Las espaldas de los Cuartos de Milla, híper desarrolladas y musculadas en razón al trabajo que les es demandado, no son compatibles con el salto “de altura”.

De la misma manera, si la separación entre las puntas de los hombros (ancho del pecho) era prueba de la fuerza en los caballos de enganche, podría ser un inconveniente si trae consigo mucho peso al tren anterior.
En este sentido, una musculatura fina y tónica de la espalda es preferible a una musculatura muy gruesa. Su grado de libertad, es decir, la manera en que la punta del hombro avanza, particularmente al paso y al galope, pueden venir a compensar una verticalidad excesiva.

La forma, la flexibilidad y la fuerza del dorso pueden igualmente interactuar positiva o negativamente. La silueta descendente puede reforzar los efectos perversos de una espalda muy voluminosa. Un caballo hecho en ascenso (montante) con un buen cuarto posterior podrá compensar más fácilmente los inconvenientes de una espalda pequeña.
Entre la pequeña espalda de los descendientes de Landgraaf y la espalda poderosa de los herederos de Ibrahim, le corresponde al criador juzgar y elegir…