el esqueleto y las articulaciones

 

Observación

 

El esqueleto del caballo está compuesto (entre otras) de los huesos denominados “cortos” como las vértebras, los huesos del carpo y tarso (rodilla y corvejón) y de los huesos denominados “largos” como aquellos que constituyen los “radios”, los huesos de las cañas (tercer metacarpiano o principal) o incluso las costillas.

 

La evaluación del esqueleto en términos de “ligereza” o de “pesadez” se hace apreciando la relación entre el tamaño y la sección de los huesos largos.
El mismo ejercicio dirigiéndose a los huesos cortos permitirá determinar si el caballo es “débil” o “fuerte” a nivel de sus articulaciones.


Caracterización

 

 

No tenemos un método objetivo de caracterización para proponer en la medida en que el diámetro de la mayoría de los huesos largos no es apreciable a simple vista, exceptuando los de las cañas. Es por tanto comparando el diámetro o circunferencia del hueso de la caña en relación a la silueta del caballo que el observador tendrá una idea de si el caballo es “pesado” o “liviano” en sus miembros.

 

De la misma manera, es acercando visualmente el tamaño y la forma de las rodillas (carpos), de los corvejones y de los 4 nudos, del diámetro de las cañas y de la silueta del caballo que el observador obtendrá la impresión de finura o robustez.

 

 

Significado

 

Las formas y las medidas de los huesos cortos y largos juegan un papel en la solidez del esqueleto. La noción de finura o de robustez, que se utiliza comúnmente y que nosotros hemos retomado, es un poco inapropiada en la medida en que ella considera únicamente la observación del hombre sin tener en cuenta la densidad ósea, ni la solidez de los puntos de anclaje de los ligamentos entre todos estos huesos (los cortos entre ellos los cortos con los huesos largos, y los largos entre ellos).
Las articulaciones de los menudillos y de los corvejones con relieves salientes serán testimonio de las uniones más resistentes de los ligamentos y de los tendones.
La solidez de un esqueleto se evalúa (aprecia) por su capacidad en el tiempo de permitir el buen desempeño deportivo. Se evalúa, por los competidores de edad, por el estado de conservación de sus articulaciones en fin de carrera deportiva.

El diámetro de los huesos largos está en relación con el peso total del caballo y un esqueleto “pesado”, dando una impresión de solidez, demandando igualmente al caballo más energía para moverlo especialmente hacia arriba.

 

 

Discusión

 

Las fracturas de esfuerzo de los huesos largos son raras y nada demuestra que estén correlacionadas con su diámetro. Sin exagerar en la ligereza, evitaremos sin embargo los esqueletos demasiado pesados que van a necesitar esfuerzos suplementarios para accionarlos.

 

Las articulaciones deben ser proporcionales al resto del esqueleto. Las articulaciones fuertes, grandes (importantes), bien marcadas y salientes eran consideradas en otros tiempos como “puntos de fuerza” pero para un uso diferente al salto de obstáculos.

La solidez de las articulaciones y del esqueleto siguen siendo cualidades deseables; el volumen de las articulaciones y el diámetro de los huesos largos deben ser valorados “visualmente”, como susceptibles para permitir un buen desempeño. No es seguro que lo máximo sea lo mejor, hasta no probar lo contrario, es decir hasta que la ciencia complete nuestra información a este respecto, esto sigue siendo una característica estimada por los compradores, por tanto a tomar en consideración.